JOSÉ FRANCO ORIBE

Nació nuestro amigo Pepe un veintiocho de marzo de mil novecientos treinta y siete,  hijo de José y Rosario.
         Procedía de Algar, pueblo de la serranía gaditana. Al poco tiempo de la llegada de la familia a Facinas nació Pepe.
         Con tres hermanos más compartía la atención de los padres;  Maruja, que está en Alemania, Antonia, que vive en Tarifa, y Ramón, afincado en Barcelona.
         Era muy chico Pepe cuando una tragedia azotó a la familia. Su padre murió en la guerra de España, aquella contienda entre hermanos, donde  cayeron muchos inocentes.
         Pronto tuvo Pepe que ayudar en la casa, y ya a la edad de ocho años guardaba cochinos de algún propietario de estos campos.
         Con nueve  entró a trabajar en el bar de Gil, permaneciendo aquí hasta la jubilación.
         Todos los que le conocimos recordamos sus bromas y buen humor permanente.
         Tenía habilidad para mucha clase de trabajo, fuera en la cocina o en cualquier labor casera.
         Se casó con Paqui Domínguez Sampalo, a la que con el tiempo la nombramos en el pueblo como Paqui Franco.
         Del matrimonio fueron naciendo Pepe, que hoy cuenta con cuarenta y cinco años, Antonio con cuarenta y cuatro y Javier con cuarenta y dos.
         Suerte tuvo el matrimonio con estos hijos, que han gozado desde siempre con la simpatía del pueblo gracias al carácter agradable y trabajador de todos ellos. Se comentó siempre la curiosidad de que los tres cumplieran el servicio militar al mismo tiempo, algo que resultaría extraordinario para los padres.
         Era joven aún cuando comenzó a padecer algunos problemas de salud. Recuerdo en una ocasión que fue trasladado urgente a Cádiz, a donde acudieron varios vecinos para donar la sangre que necesitaba.
         Fue capaz de contener esos problemas bastantes años, llegando a jubilarse y a disfrutar de un tiempo de tranquilidad.
         Falleció  un tres de mayo de dos mil uno, junto a sus hijos y a Paqui, la mujer que le acompañó en todo momento. Fue muy sentida su muerte en el pueblo, donde gozaba de la simpatía de todo el mundo, sobre todo por la edad tan temprana que ocurrió. Todavía podría haber disfrutado muchos años más de su esposa, hijos y nietos.

         En Facinas siempre recordaremos con cariño y simpatía a Pepe Franco.